martes, 16 de agosto de 2016

Muere el General San Martín

Aquel 14 de agosto, San Martín amaneció moribundo y la medicación solo freno su paso a la inmortalidad por tres días. El 17 de agosto de 1850, en su casa de Boulogne-sur-Mer, a las 15 horas, el Libertador José Francisco de San Martín falleció, y no fue sino al otro día, en el que Rosales y Gérard denunciaron su muerte en la alcaidía boloñesa. La familia dispuso un oficio religioso en la Iglesia de San Nicolás, hacia donde se dirigió el cortejo fúnebre el 20 agosto a las 6 de la mañana, y en donde se depositaron los restos mortales en un nicho de la Iglesia de Boulogne-sur-Mer. Recién el 21 noviembre 1861, los restos de San Martín fueron trasladados al cementerio de Brunoy.
En el periódico “Journal des Débats” del 27 agosto 1850, se lee el primer comentario de la prensa sobre el Libertador, en donde se destacó su personalidad. Si la crónica es la primera versión de la historia, de acuerdo a W. Scott, probablemente las necrológicas sientan las bases de la historiografía sanmartiniana y en este sentido, el artículo necrológico publicado el 30 agosto en “La Presse” de París, marcó el camino. Son tiempos complejos en la Confederación Argentina, que firmó el 31 agosto el Tratado Le Predour-Arana imponiendo la paz con Francia, desde donde el 29 septiembre, Balcarce le escribe a Rosas y le adjunta una copia, quedando depositado el original en la Legación Argentina de París.
Las repercusiones no tardaron, el 19 noviembre en Lima se efectuaron los solemnes funerales en honor al Libertador, y el 22 noviembre en “La Tribuna” de Santiago de Chile, Sarmiento publicó un artículo sobre el prócer . Son épocas en que los familiares del general, comienzan a desaparecer. En 1851 fallece Manuel Tadeo de San Martín, probablemente en Valencia y con el grado de Cnel. del Ejército español; el 3 noviembre 1852 muere Nueva York, el Gral. Carlos Antonio Alvear, y en 1853 lo hace Elena San Martín de Menchaca, hermana del prócer. Para 1857, el 5 abril, el periódico santiaguino “El Ferrocarril” publicó un artículo de Vicuña Mackenna sobre la batalla de Maipú, como determinante de la independencia de Chile. A finales de ese año, Rosales contrató al escultor francés Daumas, la ejecución de una estatua de San Martín, para ser erigida en Santiago, en tanto en Buenos Aires, el monumento a San Martín recién es inaugurado el 13 de julio de 1862, meses antes de que se inicie la residencia constitucional de Mitre, y todavía faltaba tiempo antes de que España reconociera formalmente la independencia de Argentina, lo que hace el día de la primavera de 1863.
La repatriación de los restos de San Martín también fue compleja, a qué Patria regresaría un General Libertador de tres naciones. Los diputados Alsina y Moreno elevaron un proyecto de ley para la repatriación, el 18 julio 1864, mientras que el 12 abril 1869, el Presidente peruano Balta decretó la erección de un monumento a San Martín y el traslado de sus restos a Lima. El conflicto no apura las decisiones en nuestro país, ya que recién el 20 septiembre 1870, el Consejo Deliberante de Buenos Aires aprobó la moción de Guerrico y destinó un terreno en el cementerio de la Recoleta como sepulcro del Libertador, pero pasaron siete años más antes de que se creara la Comisión pro Repatriación de los restos de San Martín1, y un año más para que el Presidente Avellaneda dispusiera homenajes y declarara feriado el 25 de febrero2, centenario del nacimiento del prócer.
El 21 abril 1880 se embarcaron en el puerto de El Havre los restos del prócer, que a bordo del transporte “Villarino” arribaron a Montevideo el 24 de mayo de 1880, en donde se le rindieron honores, tal lo decretara el Presidente Santos. Finalmente, el 28 mayo 1880, los restos de San Martín arribaron a Buenos Aires, y un 2 agosto 1933, se oficializó la celebración de la fecha 17 de agosto como “el día de San Martín”. No es posible de olvidar en esta reseña, que el 5 abril 1933 se inauguró el Instituto Sanmartiniano, fundado por el Dr. José Pacífico Otero, y que fuera oficiliazado en 1944.

Tomado desde distintos recortes no firmados por sus autores

martes, 26 de enero de 2016

La idea del combate permanente

En enero de 1814 los realistas preparaban en Cotagaita el ejército invasor para tomar Jujuy, mientras Belgrano se encontraba en Humahuaca tratando de organizar la resistencia. El coronel Manuel Dorrego había sido comisionado para reunir en Jujuy y Salta, los restos del ejército en retirada y reclutar nuevos efectivos y provisiones para detener esta nueva invasión que pretendía llegar hasta Buenos Aires con el apoyo de Montevideo. La invasión de Pezuela pretendía aniquilar al ejército en retirada, evitando el encuentro con los refuerzos comandados por San Martín, que los esperaba en la Posta de los Algarrobos, cercano a Yatasto.
Dorrego reunió 500 nuevos soldados y 250 dispersos con los que organizó un regimiento que llamó de "Partidarios", requisó 1.000 caballos y ganado vacuno; hizo fabricar armas, especialmente lanzas, fornituras y municiones, acciones que motivaron un oficio dando superadas las desinteligencias y reincorporándolo al ejército.
En San Salvador de Jujuy comenzó una febril actividad en los jóvenes que organizados en milicias con movimientos de guerrilla, participaban de ejercicios diarios consistentes en correrías a caballo, montar y desmontar, prácticas de tiro y uso de la lanza. También fabricaban armas caseras, labores en las que participaban hombres y mujeres.
Belgrano llego a Jujuy y organiza la retirada, poniendo en funciones al coronel Dorrego. La ciudad fue abandonada entre el 15 y el 16 de enero de 1814. Dorrego combatirá hasta ser desalojado el día 17, produciéndose un nuevo éxodo que no fue como el de 1812, ya que espontáneo y sin destino fijo, ocuparon las afueras de la ciudad, cerros y estancias vecinas.  

La Guerra Gaucha
Las milicias gauchas ocuparon los alrededores, ahora con hombres bien montados y adiestrados,  comenzando a hostigar al invasor que había ocupado la ciudad. Atacaban y desaparecían rápidamente, dejando muertos y heridos en el enemigo.
La resistencia de Dorrego permitió la llegada de las tropas patriotas a Tucumán y el encuentro de Belgrano con San Martín. Éste asumió el mando del ejército el 30 de enero, poniendo a cargo de la vanguardia a Martín Miguel de Güemes.
En adelante, todo fue ataques rápidos, certeros, sorpresivos. Nacía la idea del combate permanente en el pueblo. La Guerra Gaucha, había comenzado.

Por: Juan Carlos Ramirez Leiva