sábado, 4 de julio de 2009

25 de Mayo y los paraguas, de L Sánchez de la Peña

Nunca se dio la famosa escena de la gente en el balcón y la multitud en la plaza. La multitud y los patricios presionaron al Cabildo durante buena parte del día 25 de mayo. Como las deliberaciones se hicieron muy largas, la mayoría de la gente se fue. Entonces, en el momento en que los revolucionarios (apelando al pueblo que estaba afuera) lograron imponer su deseo, es decir una junta sin la intervención del virrey, ellos y los cabildantes salieron al balcón a anunciar el éxito. Pero había tan poca gente que un miembro del Cabildo, Leiva, que se oponía al cambio, dijo "¿dónde está el pueblo?". La presencia en la plaza se había convertido en algo importante.
De hecho, la reunión en la plaza Mayor, luego llamada de la Victoria y que terminaría siendo la Plaza de Mayo se transformaría en un elemento clave de la política porteña y más tarde de la Argentina. Ya desde el período colonial era un lugar decisivo para presionar a los gobiernos.
La Revolución del 25 de Mayo estuvo protagonizada por vecinos de Buenos Aires que reclamaban la renuncia del virrey y la designación de una Junta de Gobierno. La mayoría de estos vecinos pertenecían a la elite de la ciudad, lo que hoy llamaríamos la clase alta. Más adelante, desde 1811 empezarían a participar en la política otros sectores sociales. Quienes también estuvieron presentes, y no suelen aparecer en los cuadros, eran los miembros del Regimiento de Patricios, que se instalaron en un costado de la plaza, junto a la Recova. Los patricios eran milicianos, es decir que no eran militares como los entendemos hoy, sino vecinos que se armaban en defensa de la ciudad, de acuerdo a una tradición española. Debido a las invasiones inglesas de 1806 y 1807, la población porteña había formado muchos cuerpos de milicia voluntaria, varios de los cuales seguían existiendo en 1810. El más poderoso en Buenos Aires era el de patricios. El apoyo de ese cuerpo fue fundamental para asegurar el triunfo de los revolucionarios, dado que no había ninguna fuerza que pudiera oponérseles. Y de hecho, el presidente de la junta que se nombró en lugar de Cisneros fue el jefe de los patricios, Cornelio Saavedra. Así se mostraba quién tenía más poder en Buenos Aires.
El Cabildo era el cuerpo municipal colonial, ahí se tomaban las decisiones acerca de los asuntos de la ciudad y sus alrededores. Los que integraban el Cabildo eran los vecinos de la ciudad que tenían una casa poblada en ella. Cuando había alguna urgencia, el Cabildo podía convocar a un Cabildo Abierto, que era una asamblea en la cual los vecinos discutían qué hacer ante el problema.
Quizás hubo algunas mujeres, pero las cuestiones de gobierno estaban reservadas a los hombres; las mujeres tenían un lugar subordinado en todos los aspectos de la vida. Eso no quiere decir que no tuvieran opiniones sobre asuntos políticos, pero no intervenían en la primera línea ni podían ocupar ningún cargo público.
French y Beruti se hicieron muy conocidos por repartir pedazos de tela como divisa, es decir como símbolo para identificar a los partidarios de la revolución. Sin embargo, no repartían escarapelas como las conocemos hoy. La escarapela celeste y blanca fue creada el 18 de febrero de 1812. Pero el festejo oficial se realiza en mayo y recuerda, en realidad, a la que usaron French y Beruti frente el Cabildo y que quizás -no se sabe con exactitud- haya sido roja.
El 25 de Mayo de 1810 fue uno de esos días grises de otoño que son bastante comunes en Buenos Aires. Pero los paraguas como los conocemos ahora, no existían. Había parasoles, pero no podían parar el agua. De hecho, no había telas impermeables (N. del editor: si había paraguas de hule).
Por: Canal Encuentro

4 comentarios:

Anónimo dijo...

gracias, Juan, tus comentaios sobre el 25 de mayo me resultan muy interesantes,
Maria, docente

Unknown dijo...

Perdon, pero no me apresuraria a decir que no habia paraguas en 1810, las telas impermeables ya existian desde 1730 en europa y segun parece hay documentos de la aduana donde se mencionan cargamentos de paraguas provenientes de Inglaterra antes de la revolucion. Saludos.

Juan Carlos Ramirez Leiva dijo...

Dendei: estimado lector si Ud. relee el artículo, cuya autoría no me corresponde, como verá ud. la cita al píe, observara que hay una nota del editor efectuando el aporte correspondiente. No solo que había paraguas, sino que se publicitaban en el periódico para su venta. En 1795, el inventario de mercaderías de una tienda porteña daba cuenta de que había allí 27 paraguas de hule, que se vendían a 4 reales cada uno.
Cordialmente

Unknown dijo...

Con respecto a este tema,heredé de mi abuela un cuadro cuyo autor es Sanchez de la Peña,firmado a la derecha y fechado en 1909.