Liniers había concentrado todas sus fuerzas y, después de organizarlas en Colonia, esperaba para eludir las cañoneras inglesas y así poder desembarcar. Logra hacerlo en el Tigre el 6 de agosto, y avanza bajo una fortísima lluvia a los Corrales de Miserere. El día 9 se les une Juan Martín de Pueyrredón; el otro jefe era Martín de Álzaga: los planes de estos tres hombres hicieron caer las ambiciones inglesas. Las dificultades para disponer de cabalgadura, alimentos y recursos, más la acción bélica sobre los soldados británicos abrieron las puertas a la deserción, hecho que debilitó la moral de sus fuerzas a punto tal que Beresford tuvo que imponer por bando la pena de muerte para los desertores.
Al llegar a los Corrales, íntima a Beresford a la rendición. El jefe inglés intenta hacerse fuerte en la plaza Mayor, Liniers avanza hacia el centro y a la noche acampa en Retiro, donde los pobladores entusiastas se suman a sus fuerzas. Un breve combate le permite recuperar el arsenal el 11 de agosto. Mientras se acerca a la plaza, el desenlace parece previsible: se impone el peso del número sobre la disciplina militar. El fuego intenso que parte de los techos de las casas siembra de cadáveres las calles, Beresford comprende que todo está perdido y ordena replegarse al fuerte e izar la bandera de parlamento. Según la tradición, Liniers entró al Cabildo para encontrarse con Beresford, que quiso entregarle su espada, gesto que el jefe de la Reconquista no admitió; la rendición, sin embargo, quedaba sellada. En las primeras horas de la tarde del 12 de agosto de 1806, el Regimiento 71 desfila entre soldados criollos y españoles.
Apenas cuarenta y ocho horas después de la capitulación británica, asoman las inevitables consecuencias. La cabeza de Sobremonte cae sin necesidad de forzar su destitución como virrey, y la presión popular para lograr su desplazamiento se encauza en el Cabildo, que lo reemplaza por Liniers, el hombre que había organizado la Reconquista y culminado con éxito la ofensiva final. Un teniente coronel británico señaló años después, en el juicio del general John Whitelocke, que en Buenos Aires "todos eran enemigos, todos armados, desde el hijo de la vieja España hasta el negro esclavo".
Luna, Felix."Historia integral de la Argentina"
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