En nuestro siglo XIX, la historia se fue haciendo gracias a la capacidad de que hicieron gala unos pocos protagonistas para recuperar la consistencia del pasado mientras asumían acuciantes compromisos políticos. La tarea que se impuso Bartolomé Mitre es, en ese sentido, paradigmática, porque no es fácil encontrar en aquellos años un espíritu con el suficiente rigor para penetrar en la trama de los acontecimientos del pasado sin renunciar a las reglas de la buena disciplina historiográfica, entre las cuales se destacan la compulsa de fuentes, la crítica documental y el encuadre teórico que gobierna la exposición de los argumentos.
Para Mitre, la política era, al mismo tiempo, vida histórica y vida presente. Como ha dicho Trevor-Roper, refiriéndose a Macaulay, en esta clase de personas latía la idea de que "los mejores políticos eran aquellos que han estudiado historia y los mejores historiadores aquellos que han tomado parte en la política."

A partir de este lanzamiento, durante el siglo XX se prosiguió trabajando con ahínco sobre la figura del Libertador, pero ninguna de las sustanciales obras que se sucedieron (al menos, así lo creo) pudo alcanzar la altura de aquella biografía fundadora. ¿De dónde proviene esa vigencia, hoy erosionada por la lectura perezosa que proporcionan textos simplificados y, de ser posible, escandalosos?
Sin duda, el atractivo resulta de la solidez de los cimientos documentales, de la fuerza que arrastra el relato de las batallas y de la proeza del cruce de los Andes. La historia de San Martín es, según esta narración, el portal que abre camino a una suerte de gigante de la historia en trance de producir, en muy pocos años, una fractura trascendente (se trata del decenio que transcurre entre 1812, cuando San Martín desembarca en Buenos Aires, y 1823, en que comunica al pueblo peruano que abandona la vida pública.) San Martín aparece así, ante los ojos contemporáneos, como un hacedor de fronteras históricas y un espontáneo arquitecto de nacionalidades.
Por. Natalio R. Botana. En: La Nación. Buenos Aires; 17/08/2000
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