miércoles, 25 de mayo de 2011

Revolución democrática

La existencia de distintas interpretaciones sobre la Revolución de Mayo obedece a que: "la historia es la política pasada, y la política la historia presente"1. La corriente historiográfica del revisionismo latinoamericano se basa en la visión de Alberdi, para quien "la revolución de Mayo es un capítulo de la revolución hispanoamericana, así como esta lo es de la española y esta, a su vez, de la revolución europea que tenía por fecha liminar el 14 de julio de 1789 en Francia"2.
El 2 de mayo de 1808 el pueblo español dio inicio a una revolución nacional, en tanto se originó por rechazo al invasor francés, pero en su mismo desarrollo fue tornándose democrática pues si luchaba por la expulsión de los franceses, no buscaba restaurar el Antiguo Régimen sino concretar los ideales de libertad, igualdad y fraternidad; Pero hacia fines de 1809 y comienzos de 1810, los liberales revolucionarios en España comienzan a ser desplazadas por el Consejo de Regencia, donde priman las posturas absolutistas. Se extiende la sensación de que la Península está perdida, lo que origina que muchos militares abandonen España con el propósito de continuar la misma lucha en América (San Martín por ejemplo). Ante esta situación, en América entre 1809 y 1811 estallan revoluciones como una prolongación de la revolución acorralada en España, se forman Juntas que desplazan a los virreyes y juran fidelidad a Fernando VII, pues guardaban en él la misma esperanza que los juntistas peninsulares: Chuquisaca, La Paz y Quito en 1809, Caracas, Buenos Aires, Bogotá, México y Chile en 1810, y la Banda Oriental en 1811. De este modo asoma el carácter latinoamericano, democrático y antiabsolutista de la Revolución de Mayo.
Es decir que aquí la revolución fue inicialmente democrática, acompañando el proceso español, y luego, una vez que Fernando VII vuelve al poder en 1814 tras la caída de Napoleón y emprende una política absolutista que persigue a los liberales, la revolución se tornará independentista como única manera de conservar y profundizar las conquistas democráticas. Por eso el desplazamiento del virrey es en 1810 y la independencia 6 años más tarde.
Los actores sociales que se enfrentan en los sucesos de Mayo se dividen en dos grandes frentes, uno partidario del absolutismo y el otro heredero del "evangelio de los derechos del hombre". El frente absolutista estaba conformado por la burocracia virreinal, las familias ligadas al monopolio comercial y la cúpula eclesiástica. En el frente democrático se encontraba la pequeña burguesía revolucionaria liderada por Castelli, Moreno y Belgrano -y que cuenta con el apoyo de los activistas conducidos por French y Beruti (los "chisperos")-, las fuerzas armadas expresadas en Saavedra, y la burguesía comercial nacida al calor del contrabando y del libre comercio sancionado en 1809 (con un sector nativo y un sector inglés) cuyos exponentes políticos eran Rivadavia y Manuel García. La historia oficial está escrita desde la óptica de este último sector -profundamente probritánico y que tenía en el libre comercio su razón de ser- que se apropiará de la revolución después de la caída de Moreno y especialmente con el Primer Triunvirato.3
Durante la lucha contra el absolutismo, la disputa al interior del frente revolucionario va a estar dada por la conducción del mismo. Desde el comienzo se perfilan lo que Scalabrini Ortiz denominó "las dos rutas de Mayo": una liderada por Moreno y la otra por Rivadavia", y estos dos caminos o proyectos se enfrentarán a lo largo de nuestra historia. Los primeros meses estuvieron hegemonizados por el morenismo, momento en el que se intentó implementar el programa de la Revolución: el "Plan de Operaciones" redactado por el secretario de la Junta. Moreno va a plantear por primera vez un problema que atraviesa toda nuestra historia: ante la ausencia de una burguesía nacional, es el Estado el que debe ocupar el rol unificador y ser el motor del desarrollo económico. Así propone medidas avanzadas, como la expropiación de los mineros del Alto Perú, la protección de las producciones locales, la restricción de las importaciones (en especial las lujosas, a las que califica de "vicio corrompido") y la distribución del ingreso, pues la riqueza en pocas manos es como "el agua estancada".

1 JAURETCHE, A., Política nacional y revisionismo histórico, Buenos Aires, Peña Lillo, 1959, p. 53.
2 ALBERDI, J. B., Grandes y pequeños hombres del Plata, citado en GALASSO, N., La Revolución de Mayo y Mariano Moreno, (“Cuadernos para la Otra Historia”, nº4), Buenos Aires, Centro Cultural E. S. Discépolo, 2000, p. 11.
3 Véase en GALASSO, N., La Revolución de Mayo, op. cit. p. 15.

Tomado de una producción de Talleres, del Centro Cultural Enrique Santos Discépolo

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