sábado, 30 de mayo de 2020

Nuestro Cabildo

El Cabildo de la ciudad de Buenos Aires  comenzó a construirse en 1725, antes de la creación del virreinato del Río de la Plata) pero, como todas las obras públicas, las realizaciones se postergaron frecuentemente por la escasez de fondos.
 El primer edificio, la torre y el campanario fueron concluidos en 1764. Mediante el aporte público, se adquirió una campana en  España, con la siguiente leyenda: "San Martín, obispo. Me hizo Juan Pérez, año 1763". 
Pasados algunos años y mediante la recaudación de una corrida de toros a tales efectos, se pudo encargar el reloj de la torre, al que un rayo en 1779, le destrozó el mecanismo y consecuentemente, sufrió un deterioro irreparable.
El Cabildo se remodeló en varias oportunidades ya que corriendo el año de 1861 se le ampliaron los ventanales y se instaló un nuevo reloj, esta vez, de manufactura inglesa. En 1880, el ingeniero francés Pierre Benoit -quien diseño la planta urbana de la ciudad de La Plata- elevó la estructura de la torre y la adornó con azulejos. En 1889 -vísperas del Centenario-, la apertura de la Avenida de Mayo obligó a cercenar un ala del edificio, y una reducción semejante, del ala opuesta, se practicó en 1931, tras decidirse la traza de la Diagonal Sud. 
Vista en 1910c.

El 30 de mayo de 1933, se dictó la Ley 11.688, decretando como Monumento Nacional al Cabildo de Buenos Aires, con motivo de esa reducción que demolió tres arcadas al abrirse la Avenida de Mayo en 1889, y la que sufriera el ala sur al trazarse la Diagonal Julio A. Roca en 1931.
La restauración del Cabildo, tal como se lo ve hoy, es obra de los arquitectos Mario Buschiazzo y Martín Noel, concluida en octubre de 1940, aunque posteriormente se realizaron varias intervenciones en los jardines, por ejemplo.
En un episodio de arreglos sobre Hipólito Yrigoyen, se cortó una saliente del travesaño principal del techo con tal suerte, que pasaba por allí un chico inquieto en rescates arqueológicos y que con el tiempo, sentará bases definitivas a las construcciones de la historia del Partido de La Matanza. El caso es que el trozo cortado de ese travesaño, unos 30 centímetros, fue rescatado por ese niño en 1940 y aún a finales de la década de 1980, podía observarselo en su casa. Don Alfonso Corzo, el protagonista de esta historia, me confió esta anécdota en una entrevista que me concediera por aquellos años.

Juan Carlos Ramirez Leiva